Las necesidades corporales las trata como cuestiones de simple sentido común. Todos los domingos hierve huesos con tuétano, judías y apio para preparar una olla grande de sopa que le dure toda la semana. Los viernes visita el mercado de Salt Lake en busca de una caja de manzanas o guayabas o la fruta que esté de temporada. Todas las mañanas el lechero le deja una pinta de leche en la puerta. Cuando le sobra, la cuelga encima del fregadero en una media vieja de nailon y hace queso. Además, compra pan en la tienda de la esquina. Es una dieta que aprobaría Rousseau. o Platón. En cuanto a la ropa, tiene una chaqueta y unos pantalones buenos que se pone para ir a clase. El resto del tiempo, hace durar la ropa vieja.
Está demostrando algo: que todo hombre es una isla.
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